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domingo, 11 de octubre de 2015

Peruano del milenio: seguimos tu ejemplo

Miguel Grau: rasgos de personalidad
Jean Jesu Doig Camino*


“El servicio de los buques y particularmente el de
la Marina de Guerra, necesita hombres […] llenos de abnegación, de costumbres severas y dedicados a su profesión.”
Miguel Grau, Memorias de 1878



RESUMEN

Este artículo, en una aproximación inicial pretende identificar los cinco grandes rasgos o dimensiones básicas en la descripción de la personalidad de Miguel Grau, al vincular actos y actitudes con comportamientos, orientando este empeño en tres fuentes de estudio e investigación: hechos históricos relevantes, documentos trascendentes propios del personaje y experiencias sensibles de sus estudiosos, con el compromiso posterior de profundizar la investigación de nuevas fuentes que permitan promover y perfeccionar el estudio y conocimiento del héroe máximo del Perú, a fin de contribuir a facilitar el camino a quienes están llamados a seguir su ejemplo. 



Introducción

Estudiar los rasgos de personalidad del paradigma de talla nacional y mundial, caracterizado en mayor medida por sus hechos que por su discurso, implica investigar con exhaustivo esfuerzo la estrecha vinculación entre sus acciones y actitudes respecto del comportamiento que caracterizó su actuar, pues sólo así podremos conocer mejor al personaje, con el propósito de orientar mejor nuestros propios pasos en la dirección cierta, al estar llamados a seguir su ejemplo.

Este breve ensayo pretende identificar los principales rasgos de la personalidad de Miguel Grau por sucesivas aproximaciones a sus elementos componentes, orientando el empeño inicial en establecer relaciones en tres fuentes de estudio e investigación: hechos históricos relevantes, documentos trascendentes propios del personaje y experiencias sensibles de sus estudiosos, con el compromiso luego de profundizar la investigación de nuevas fuentes que permitan perfeccionar el estudio abordado.

El estudio de rasgos de personalidad se ubica en el campo de la psicología, y este empeño inicial se centra en aplicar el modelo básico de las cinco dimensiones o características universales de la personalidad que distinguen a los seres humanos con claridad: extroversión, afabilidad, escrupulosidad, estabilidad emocional y cultural, aspectos fundamentales de la personalidad aplicables a individuos de nuestra cultura occidental y cristiana.

Cabe señalar, que aun cuando los rasgos que describen conductas pueden ser comunes a muchas personas, cada personalidad individual representa una caracterología propia, de un proyecto de vida único e irrepetible; sin embargo, son rastros de valiosas experiencias para diseñar y construir nuevos proyectos personales. En el caso de Miguel Grau su personalidad se proyecta en síntesis en el epígrafe de este artículo.


1. Relaciones conceptuales: rasgos y elementos de la personalidad

Identificamos los cinco grandes rasgos o dimensiones que contienen los aspectos más sobresalientes de la personalidad de Miguel Grau, a través de sus elementos componentes, los mismos que vinculamos con acciones y actitudes respaldadas por testimonios y percepciones contenidos en las fuentes documentales de investigación exploradas.

Los elementos componentes relacionados con tales rasgos que ha priorizado este estudio por comportamientos son: en extroversión, enérgicos, asertivos, seguros, ingeniosos, emprendedores y optimistas; en afabilidad, comprensivos, generosos, modestos, íntegros, afectuosos y realistas; en escrupulosidad, organizados, confiables, perseverantes, decididos, mesurados y consistentes; en estabilidad emocional, no excitables, no emotivos, autónomos e individualistas; en lo cultural, intuitivos, inteligentes, y creativos. (Morris 2001: 459)

El vocablo extroversión, tomado de la lengua inglesa por la fuente documental de referencia, ha sido interpretado en la lengua española como sinónimo de alteridad para este estudio, por la acepción de la palabra, en el sentido del interés y preocupación para con otras personas fuera de uno mismo.

Los elementos del rasgo estabilidad emocional no excitables y no emotivos, han sido agrupados en este ensayo en el concepto de resilientes, en razón a la naturaleza común de ambos caracterizada por el autocontrol emocional en lo adverso y favorable.

En síntesis, y como colofón de los rasgos de personalidad identificados finalmente, han sido agrupados en dos dimensiones primordiales relacionadas entre sí, con la pretensión de reflejar el perfil de Miguel Grau desde un enfoque total e integrado, pensando que el ejemplo arrastra.


2. Hechos históricos relevantes: asertividad, integridad e inteligencia

Dos páginas de la historia que dan muestra nítida de las acciones y actitudes de Miguel Grau son: Iquique y Angamos, las mejores pruebas de las dimensiones de alteridad y afabilidad, por asertivo e íntegro marino y ciudadano, patriota y cristiano,  que en los extremos de una nefasta guerra fratricida deja para los suyos y la humanidad sus más preciados valores de dignidad y humanismo.

La actitud de Miguel Grau respecto de tales hechos históricos se cristaliza en la percepción de Ella Dumbar Temple cuando señala: “hermoso testimonio de esta faceta humanista de Grau, es el consignado en su carta a su cuñada, Manuela Cabero de Viel, en la cual le confiesa que está cada vez más contrariado de no ver el término de esa guerra que él siempre ha considerado fratricida o guerra civil” (1979: 32).

Sobre el íntegro actuar de Miguel Grau, Manuel González Prada subraya: “…que es encomiable la íntima unidad de vida que se advierte en el comandante del Huáscar: lo privado y lo público, el marino y el padre de familia, el ciudadano y el esposo, todo integra una sola manifestación de inteligencia, conducta y afecto”  (citado en De la Puente 2003: 234).

Es recurrente la percepción del actuar cristiano de Miguel Grau cuando José Agustín de la Puente Candamo señala: “Grau es un creyente en la Iglesia Católica, y vive las virtudes naturales y las cualidades del hombre cristiano. Amigos cercanos como José Antonio Roca y Boloña, Carlos Elías o el padre Gual, son muestra del ambiente en el cual transcurre su vida. Francisco Paz Soldán […] cuenta que Grau se confiesa con el padre Gual en los descalzos, y sale del Callao con el convencimiento de que su muerte no está lejana”  (2003: 236).

Guillermo Thorndike Losada es concluyente cuando narra: “terminaba  marzo y el capitán Grau se presentó temprano ante monseñor José de Eslava, provisor del arzobispado de Lima, a informar su deseo de contraer matrimonio con Dolores Cabero, […] bajo juramento Miguel Grau dijo ser natural de Piura. Hijo de Juan Manuel Grau y de Luisa Seminario. Soltero y católico, apostólico y romano” (2006: 838).


3. Acciones y actitudes solidarias e intuitivas: comprensión, inteligencia  y creatividad

En los rasgos de alteridad y afabilidad identificamos un elemento básico de la personalidad de Miguel Grau: su sensibilidad comprensiva para con el hermano en estado de guerra, y en su dimensión cultural el elemento intuitivo, inteligente y creativo por la integración sudamericana.

La guerra del Pacífico fue una guerra fratricida porque enfrentó  hermanos muy queridos en el círculo de la familia de Grau, quien al escribir a Manuela Cabero de Viel remarcó: “al cielo le pido que me separe siempre de la “Chacabuco”,  porque para mí sería siempre la más grande desgracia tener que combatir con Viel a quien tanto quiero”  (citado en Arosemena 1975: 168).

Por otro lado, esta nefasta guerra enfrentó naciones hermanas que sellaron su independencia con acciones aliadas en el mar en “Abtao” y “Dos de Mayo” en 1866. El combate naval de “Abtao” consagró a Miguel Grau como héroe americano, paradigma de liderazgo con visión de futuro empeñado en el ideal de integrar una sola nación sudamericana.

Miguel Grau deja testimonio escrito de su actitud intuitiva y creadora en la proclama del Comandante General de la Marina en 1877 (Arosemena 1975: 116).  Inteligencia y creatividad que es percibida como: “un bello texto de Grau escrito en 1876 [1877] presenta un desarrollo teórico sobre el porvenir de la Marina en todos los pueblos, y más en las repúblicas nuestras, que él imagina unidas, con una institución naval al servicio y para la defensa de esa unión” (De la Puente 2003: 238).

Sir Clement Markham, dice de Miguel Grau: “… que debió ser rudo, resultó por el contrario, afable, ingenioso y hábil […] que conocía dos lenguas extranjeras y que sin presunción sino con encantadora sencillez podía hablar de lugares y de gente remotos, conocidos gracias a servicios prestados en buques cuyos nombres y aventuras nos es dado a saber merced a esa relación que está guardada en el Archivo Histórico de la Marina” (citado en Romero 1984: 30), percepción de sustento para identificar elementos primordiales del rasgo cultural de la personalidad de Miguel Grau.

  
4.  Acciones y actitudes humanitarias: mesura, consistencia, perseverancia y confiabilidad

Los hechos del almirante Miguel Grau en la guerra del Pacífico tienen su máxima expresión en el combate naval de Iquique, por su acción humanitaria para con los heridos y náufragos enemigos, a quienes ordena rescatar y poner a salvo; así como, por su actitud prudente y protectora para con las personas y poblaciones que no participaban en combate. Geraldo Arosemena Garland precisa: “los botes del ‘Huáscar’ recogieron a 62 náufragos, la totalidad de los  sobrevivientes de una tripulación de 198 hombres. Del pecho de los rescatados en la cubierta del ‘Huáscar’, salió un grito estentóreo: ¡viva el Perú generoso!” (1975: 157).

Luís Uribe, teniente de la Armada de Chile, relata en una comunicación al Comandante en Jefe de la Armada, fechada en Iquique el 29 de mayo de 1879: “los botes del huáscar recogieron del agua a los sobrevivientes y en la tarde del mismo día fuimos desembarcados en Iquique en calidad de prisioneros” (citado en De la Puente 2003: 292).

La acción humanitaria de Iquique (1879), se adelanta en 70 años a la firma de los cuatro convenios de Ginebra del Derecho Internacional Humanitario (1949) vigente, y constituye un hecho de dimensión mundial por el aporte de humanizar los actos de guerra, precediendo los acuerdos contenidos en la segunda convención de Ginebra sobre heridos, enfermos y náufragos de las fuerzas armadas en el mar, donde el “… llamado marítimo constituye una extensión del convenio de Ginebra para aliviar la suerte de los heridos y enfermos de las fuerzas armadas en campaña, cuyas disposiciones adopta la guerra marítima” (Cruz Roja 1970: 11).

Las acciones y actitudes humanitarias que consagran la vida y obra del almirante Miguel Grau como paradigma internacional del «Derecho de la
Guerra», son muestra de mesura, consistencia y perseverancia aspectos que configuran el principal elemento de confiabilidad del rasgo de escrupulosidad en su personalidad, pues a remarcar: “su comportamiento, siempre fiel a las más prestantes tradiciones de honor y caballerosidad, fue la expresión de su hondo y arraigado humanismo. A lo largo de todo el conflicto bélico no se apartó de las normas del derecho internacional y de gentes, inspiradas  en las concepciones éticas de raíz medieval y victoriana…” (Dumbar 1979: 31).



5. Actos y actitudes de abnegación y modestia: consistencia, perseverancia y resiliencia

El capitán Arturo Prat comandante de la corbeta «Esmeralda», quien cae abatido en combate sobre la cubierta del «Huáscar», y que luego es reconocido como el máximo héroe naval chileno, por ser héroe americano en la lucha peruano-chilena contra el dominio español, y patrono de la Armada de Chile por su valerosa acción, es muestra del trato magnánimo del vencedor para con el adversario digno y consecuente con sus valores, hecho que configura elementos de consistencia y perseverancia, conforme se comprueba en el epistolario de Grau a la señora Carmela Carvajal viuda de Prat. En esta dura prueba: “¿Qué representa el combate de Iquique?  Se pierde ese día, y a millas de distancia, un barco poderoso, pero se gana una manera limpia de combatir...” (De la Puente 2003: 298).

El sacrificio de Miguel Grau y la dotación del monitor «Huáscar» en el combate naval de Angamos, es testimonio de vida que consagra el mejor legado que un marino puede dejar a su patria y futuras generaciones: resiliencia y perseverancia de un espíritu acerado que no fatigó en aprender y enseñar a vivir y morir con dignidad, dominando siempre adversidades en la incertidumbre o en la violencia, saliendo fortalecido y alcanzando un estado de excelencia profesional y personal, como hombre de bien en familia o como ciudadano diligente para con su nación.

Héctor López Martínez es concluyente al decir: “este hombre, sin embargo, no era un santo ni tampoco un anacoreta aislado del mundo y sus contingencias. Por lo contrario, su existencia fue dura y azarosa, rebosante de experiencias y de humanidad, dándonos desde niño una magistral lección de cómo se pueden superar limitaciones y dificultades hasta lograr un bagaje espiritual que lo convirtió en modelo de virtudes ciudadanas ante sus contemporáneos y la posteridad” (2011: 19).

No es ánimo de este artículo idealizar al personaje, como “nunca ha sido ánimo de la historiografía peruana […] transformar a Miguel Grau en una suerte de mito orientado a enaltecer al hombre perfecto” (De la Puente 2003: 237), porque se pretende reflejar el perfil de Miguel Grau con un enfoque total e integrado. En consecuencia, también se estudian actos y actitudes en la vida del héroe que configuran elementos discutibles de egoísmo y rebeldía, que podrían atribuirle bajas puntuaciones en los rasgos de afabilidad y escrupulosidad, respectivamente.

Actos y actitudes de excepción que podrían afectar tales rasgos de personalidad son la decisión de Grau por la defensa del orden legal y de la constitución en el caso de los hermanos Gutiérrez, en el apoyo a Vivanco contra Castilla, en el levantamiento contra Pezet, su oposición al mando del almirante Tucker y en la postura contraria a la revolución de García y García, donde nos deberíamos ubicar en el discurrir del pensamiento político de Grau. (De la Puente 2003: 240)

Igualmente, en el campo de la actividad privada y personal es discutible la intervención de Grau como capitán de buque mercante dedicado al negocio de colonos de la Polinesia (Ortiz 2003: 109-110),  así como errores y tropiezos en la relación de amistad con Aurelio García y García. Sin embargo, se trata de hechos que ponen a prueba “la fortaleza del hombre que defiende su honor, su rectitud y su dignidad” (De la Puente 2003: 238).

Aciertos o yerros en actos y actitudes que por excepción confirman los rasgos o dimensiones humanas de Miguel Grau de afabilidad y equilibrio emocional, son pruebas valorables que resisten intenciones y propósitos de contribuir a que Grau se vaya “alejando cada vez más de su naturaleza profundamente humana, convirtiéndose en una suerte de semidiós, en el cual todo es perfecto” en clara advertencia de Jorge Ortiz Sotelo (Ortiz 2003: 21-22).

En suma, resiliencia y perseverancia son elementos primordiales que sustentan el rasgo de estabilidad emocional en la personalidad de Miguel Grau al mostrar magnanimidad en la victoria y serenidad en la derrota. La percepción del ilustre historiador Jorge Basadre que pondera elementos de este rasgo, señala: “… aparece sencilla y serena la figura del piurano modesto que era también un cristiano viejo y un criollo auténtico” (Basadre 1984: 160).


6.  Sentido del deber y vocación de servicio: organizado, decidido, consistente y perseverante

El sentido del deber y la vocación de servicio de Miguel Grau son expresiones inequívocas del principio de institucionalidad que rige su vida y pensamiento. El testimonio de Iquique y Angamos no sólo significa para los peruanos el paradigma de la dignidad que fortalece su autoestima sino el paradigma de peruanidad que la motiva, porque representa el cambio histórico de una patria que renace por sí misma y se crece en la adversidad, aprendiendo para siempre que unida jamás será vencida.

Miguel Grau señala: “al servir a la nación, no he seguido por cierto mis propias conveniencias, ni los intereses de mis hijos a quienes si no les dejo una fortuna, mañana les dejaré a lo menos un nombre modesto, pero limpio” (El Nacional, Lima, 20/3/1874) (citado en De la Puente 2003: 203).

Elementos de organización y decisión se sustentan en la percepción que sigue: «así, habla del “vehemente deseo de servir a mi patria y de cumplir estrictamente con mi deber”. El deber y el servicio son dos conceptos que en la vida de Grau están entremezclados; sirve a su país a través del cumplimiento del deber y lo hace sin ostentación, ni enaltecimiento especial, como un acto de regularidad en su vida, y con el apoyo de un patriotismo intenso y muy sincero»  (De la Puente 2003: 234).

La vocación de servicio de Miguel Grau se convierte en pensamiento guia para las futuras generaciones de marinos y se hace explícito cuando puntualiza en sus «Memorias de 1878»: “El servicio de los buques y particularmente el de la Marina de Guerra, necesita hombres […] llenos de abnegación, de costumbres severas y dedicados a su profesión.” (citado en Arosemena 1978: 55)

El sentido del deber y la vocación de servicio de Miguel Grau sustentan elementos de organización, decisión, consistencia y perseverancia que configuran en conjunto el rasgo de escrupulosidad en su personalidad.


7. Sacrificio y conquista: alteridad, afabilidad, escrupulosidad, equilibrio emocional y cultural

Los ciudadanos y marinos herederos de las glorias de Miguel Grau llamados a seguir su ejemplo, recordamos en las letras del himno institucional la expresión que sintetiza los rasgos de la personalidad del paradigma: «Nobleza y Acero», convencidos que con la victoria de Iquique el máximo héroe trasciende los resultados materiales de la batalla ─efímera victoria al fin─, y que con su sacrificio en Angamos, presagio de la victoria final, Grau conquista el espacio interior de hombres y pueblos, cercanos y distantes, y se proyecta como nítido paradigma mundial que compromete a las futuras generaciones. (Doig 2012: 115).

El balance entre tales rasgos se sustenta por un lado en elementos de energía, seguridad y optimismo por alteridad, y en afabilidad por el sentido de realidad, generosidad, modestia e integridad, que son percibidos por Juan de Arona, cuando dice de Grau: «… que posee “alma de acero y corazón de niño”; así, tal vez pinta algo medular en nuestro personaje. Fortaleza, rigor, certidumbre, al mismo tiempo, formas cordiales, generosidad y afecto» (citado en De la Puente 2003: 233).

Por otro lado, los rasgos de escrupulosidad, equilibrio emocional y cultural de la personalidad del héroe encuentran el balance en elementos de confiabilidad, resiliencia, inteligencia y creatividad, respectivamente.


Conclusión

En suma, en el perfil de Grau, dimensiones de alteridad y afabilidad se integran en nobleza al ser magnánimo en la batalla, y rasgos de escrupulosidad, equilibrio emocional y cultural en lo acerado de su tenaz espíritu combatiente en la vida. (Doig 2008: 9).

La acción y actitud de Miguel Grau antes, durante y después del glorioso combate naval de Angamos como oficial y caballero no sólo traspasa el espíritu de marinos y peruanos motivados a emular sus acciones como ciudadanos y soldados de aire, mar y tierra, sino que conquista mentes y corazones de pueblos hermanos enfrentados por la adversidad, convirtiendo su sacrificio en victoria trascendente para las futuras generaciones.

Y para los llamados a seguir su ejemplo, Fernando Romero Pintado nos traza un derrotero: “de las generaciones que lo han seguido oirá siempre una protesta por los motivos que lo obligaron al sacrificio y una oración de gratitud por la lectiva altivez de su muerte. La grandeza histórica con que cumplió con su deber hace que experimentemos orgullo de ser hombres y ser marinos” (Romero 1984: 137).


NOTA DEL EDITOR

* Contralmirante MGP. Colaborador de Foro Geomarítimo. Artículo publicado en la Revista de Marina Año 108 / número 1 - 2015, pp. 95-107.