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jueves, 23 de julio de 2015

Relaciones espaciales del poder que influyen en la política de los Estados


Grandes espacios regionales y de poder. El Pacífico y el Perú
José G. García Valdivieso*

"La seguridad y la defensa desbrozan el camino para que el bienestar y el desarrollo logren su cometido".
Ramón de Campoamor

Es indudable que cuando el célebre geómetra y físico de la antigüedad Arquímedes de Siracusa sentenció: “Dadme un punto apoyo y moveré el mundo”, tenía su pensamiento puesto en el Universo y el planeta tierra. Sin embargo, lejos estaba de pensar que la evolución del pensamiento del ser humano, la investigación, el desarrollo y la evolución de la tecnología, así como el atrevimiento de los científicos, harían que ese punto necesario para mover al mundo se encontrase dentro del propio planeta, y él, no es otra cosa que la política, cuyas bases fueron establecidas por otro contemporáneo suyo, Aristóteles.

Política, que es la que mueve al mundo, como consecuencia de esa relación de espacio-poder, donde el espacio a su vez está dado por la dicotomía tierra-mar y el poder es el leit motiv del ser humano.

Política que por delegación de la sociedad asentada en un territorio, otorga el poder de gobernar a un grupo de integrantes de la misma, para lograr satisfacer las grandes aspiraciones que permitan alcanzar el bienestar general de todos los componentes de la misma.

Quiere esto significar que la antigua dicotomía tierra-mar ha sido sustituida por la de espacio-poder, donde dentro del concepto espacio está lógicamente contenido el concepto tierra-mar.

De otro lado sabemos que alrededor del 70% de la población de la tierra, es decir aproximadamente cinco mil millones de habitantes, se encuentran asentados mayoritariamente en una franja que va desde el litoral hasta los 100 km tierra adentro, independientemente de otros lugares dentro de los continentes que permiten la habitabilidad y desarrollo del ser humano, debido a las características propias del terreno, clima, etc., que hacen viable su supervivencia. En el Perú aproximadamente el 60% de la población está asentada en una franja que va del litoral a los 50 km tierra adentro.

La guerra fría, a cuya culminación hemos asistido y de la que hemos sido indirectos actores, trae como consecuencia inicial el destierro de la bipolaridad, que hasta ese entonces había gobernado el mundo como consecuencia de la existencia de dos grandes bloques ideo-políticos en que estaba dividido, siendo reemplazada inicialmente por una aparente y efímera unipolaridad, para luego desembocar en una abierta multipolaridad política con una hegemonía militar de parte de los Estados Unidos de Norteamérica.

A su vez esta multipolaridad está en un franco proceso de adecuación o reacomodo con una clara tendencia a establecerse nuevamente la bipolaridad, donde se darán nuevas alianzas, generándose los nuevos bloques del presente milenio, lo que hará necesario que para alcanzarla se transite por una lucha entre la ideología religiosa, el fanatismo musulmán, la ideología china y la denominada ideología occidental; y tales luchas van a tener como objetivo fundamental el dominio de los espacios de poder dentro del gran espacio regional, con el fin de que el vencedor esté en capacidad de imponer su voluntad y convertirse en el gran hegemón.

De otro lado, la culminación de la guerra fría ha traído aparejado a su vez otro fenómeno, el de la Globalización, el cual es fruto de la tecnología de las comunicaciones, que en la actualidad se realizan en tiempo real, a las cuales, la finalización de tal periodo político en el mundo impulsó en forma explosiva, en paralelo con el desarrollo de las transnacionales, las cuales configuran de hecho supra estados nacionales, cuyo objetivo es el de crear una nueva forma de colonialismo moderno. Transnacionales que a su vez están dirigidas por un estado superior, el que sí tiene la capacidad suficiente para controlarlas. Considero pertinente dejar sentado que el fenómeno de la globalización no es nuevo, siempre ha existido, pero en un ámbito meramente regional, en su momento era parte de lo que se denominaba el mundo conocido, ahora el mundo conocido involucra todo el globo terráqueo y más, siendo denominado como la aldea global.

Amén de ello la culminación de la guerra fría trae la necesidad de configurar un nuevo orden mundial que está estrechamente relacionado con los grandes espacios de poder. A su vez estos últimos están íntimamente ligados a los grandes espacios regionales, lo que en su oportunidad fuera señalado por el gran teórico político alemán Carl Schmitt. Pero estos grandes espacios regionales y de poder han existido históricamente unidos dentro de esa trilogía compuesta por: las dos corrientes que desde ancestro han acompañado al hombre, me refiero a la corriente secesionista y a la integracionista, las cuales aún en la fecha están presentes y activas. La aplicación de las mismas a través del tiempo nos muestra, que mayoritariamente la misma no ha sido consecuencia del consenso, sino forzada por diversas circunstancias, las que dependían de los intereses en juego, principalmente de las grandes potencias del momento y secundariamente de movimientos regionalistas premunidos de grandes cuotas de alguna o de todas las posibles razones que se citan a continuación: “nacionalismo, etnias, religión, idioma, tradición, historia y/o intereses”.


 “LA ISLA MUNDIAL” SEGÚN MACKINDER




Se aúnan a estas corrientes, las dos grandes tendencias geopolíticas, dentro de lo que se ha dado en llamar la “Doctrina del espacio vital”, me refiero a la tendencia continentalista y a la marítima. La primera de ellas encarnada y liderada por el geógrafo y estadista inglés Sir Halford Mackinder, quien en su brillante trabajo El eje geográfico de la historia resaltó la importancia de lo que denominó como: “la isla mundial en el dominio del mundo”. Concretando, su doctrina preconiza que: “Quien domina la Europa Oriental-Rusia, controla el corazón continental; quien domina el corazón continental, controla la isla mundial; quien domina la isla mundial, controla el mundo”.


“EL DOMINIO DE LOS MARES” SEGÚN MAHAN




La segunda está personificada por el marino e historiador norteamericano, Almirante Alfred Thayer Mahan quien en su libro cumbre La influencia del poder naval sobre la historia 1660-1805, afirma que el océano era la clave del poder en la tierra y que: “La potencia dueña de los mares señorearía el mundo”.

Vemos pues que continúa la ancestral rivalidad tierra-mar, rivalidad nacida cuando el hombre se adentra en el mar en viaje transhorizonte en busca de nuevos mundos. Dicotomía que no tiene razón de ser, puesto que a pesar del avance científico y tecnológico, existe y continuará existiendo por larga data una interdependencia entre ambas, algo similar a un cordón umbilical, donde la una no puede existir sin la otra, ergo, el dominio mundial solo será ejercido por quien participe de ambas condiciones: “Ser una potencia marítima y continental al mismo tiempo”.

Retomamos para completar el marco de referencia a dos teorías relacionadas entre sí, la de “Los grandes espacios regionales” y la de “Los espacios de poder” a las que hiciéramos referencia al inicio del presente ensayo.

La primera de ellas, la de “Los grandes espacios regionales”, se ha ido constituyendo en el mundo a través del tiempo, dichos espacios han ido cambiando de ubicación geográfica en función de cómo se desarrollaban y evolucionaban las civilizaciones, consecuencia de la preponderancia económica de las unas sobre las otras y del mayor o menor grado de poder relativo que poseían, lo que las hacía predominantes en su área de influencia, constituyéndose de hecho en el centro de gravedad de su área.

Su formación y desarrollo obedecen a las condiciones que en un momento dado se dan, como consecuencia de la interactuación del hombre y el espacio; es decir, la relación que por definición básica, constituye la geopolítica. Ciencia y arte, donde el hombre es el animal político por excelencia; y el espacio territorial, comprende y constituye la riqueza encerrada, la cual debe tener una íntima relación con la capacidad de carga del territorio.

Dichos Espacios regionales, están gobernados al igual que los países, estado-nación, civilizaciones, etc.; por el mismo principio geopolítico que los asemeja a los seres vivos; ello quiere decir que los mismos: nacen, crecen, se desarrollan, decrecen y mueren o desaparecen.

Paul Kennedy, en su obra Auge y caída de las grandes potencias, nos demuestra la evolución de las mismas a través del tiempo; asimismo, los grandes espacios regionales donde se asentaron y desarrollaron tales civilizaciones, siguieron como consecuencia el mismo ciclo geopolítico.

En paralelo con el gran espacio regional se encuentran los espacios de poder, los cuales están contenidos en los primeros y donde una o más potencias en diferentes estadios, ya sea emergencia, auge o decadencia se disputan la hegemonía del mismo.

Veamos ahora, en forma por demás sucinta, la forma cómo han evolucionado estos grandes espacios regionales a través del tiempo.

El primero de estos grandes espacios regionales, es a la vez el más longevo, debido no sólo al tiempo que duró su predominio, sino a la gran cantidad de civilizaciones que florecieron dentro de su seno, sucediéndose unas a otras en función de su nacimiento, auge y caída, consecuencia también de los espacios de poder que se generaron y que en su momento gestaron potencias e imperios de orden netamente regional. Este gran espacio regional es el Mediterráneo, en el cual, entre otros: se dan las tres grandes batallas que deciden la suerte del mundo antiguo, consecuencia de la necesidad de consolidar un hegemón en el área.

Las batallas a las cuales nos referimos son: la de Pelusio, actual Port Said en el 1200 a C, la de Salamina en el 480 a C y la de Actium (hoy golfo de Arta, en Epiro) en el 31 a C, dando esta ultima el dominio del Mediterráneo a Roma y con ello el predominio de Occidente sobre Oriente.

Posteriormente viene la era de los grandes descubrimientos y exploraciones, para llegar a Lepanto en 1571, donde los cristianos aplastan definitivamente el poderío turco.  


GRANDES ESPACIOS REGIONALES Y DE PODER
EL MEDITERRÁNEO




Luego tenemos las batallas de San Vicente, Abukir y Trafalgar; perdiéndose en la primera de ellas la flota española y en las dos restantes la francesa, dándose como consecuencia el predominio británico por más de un siglo, estando inmersos ya, en la era del Atlántico, como nuevo gran espacio regional.

Este gran espacio regional empieza a perder su influencia al término de la segunda guerra mundial, donde comienza a avizorarse la importancia del Pacífico como el nuevo gran espacio regional. Es pertinente considerar el periodo entre guerras, es decir entre lo que se ha dado en llamar las dos guerras mundiales, dado que dicho periodo, por lo corto del mismo y por las acciones desarrolladas dentro de él, debería ser considerado como una pausa de combate, donde lo más importante quizá, fue el desarrollo de nuevas tecnologías, tácticas y estratégicas.

El ingreso al nuevo milenio nos encuentra plenamente situados dentro del gran espacio regional del Pacífico, con todo lo que él significa.

El océano Pacífico, denominado también hemisferio Pacífico por su inmensidad, representa lo siguiente: “Su superficie es de 179 millones de kilómetros cuadrados, similar a la combinada del Antártico y el Índico. Representa el 46% del total mundial de los océanos, con una profundidad promedio de 4 200 m., teniendo profundidades abisales, tal como la fosa de Mindanao de 11 524 m., que es inmensamente mayor que el monte Everest en la cadena de los Himalayas que solo alcanza la altura de 8 848 m.

Su eje norte-sur mide 11 000 kms., y el este-oeste, sobre el Ecuador, 16 000 kms., dándole una forma ovalada.

Tiene el litoral más extenso del planeta y sus aguas bañan tres continentes: América, Asia y Oceanía; el 60 % de la población mundial de más de 6 500 millones, se halla asentada en él; se hablan los tres idiomas más usados del planeta: el inglés, el chino mandarín y el castellano (cuyos totales mundiales son: 1 500 800 y 500 millones respectivamente). Se profesan mayoritariamente tres religiones: el Cristianismo, el Budismo y el Islamismo.

Conecta con el océano Índico al sur de Australia y por el archipiélago indonesio, con el Atlántico por el estrecho de Magallanes y el paso de Drake; con el océano Glacial Ártico por el estrecho de Bering; estando la mayor cantidad de tierras continentales en el hemisferio norte.

El hemisferio Pacífico, en la práctica representa la mitad del globo terráqueo, conteniendo la mayor capacidad económica en términos de riqueza potencial, debido a la gran cantidad de recursos vivos y no vivos, renovables y no renovables, constituyendo la mayor despensa de la humanidad, siendo además, el gran regulador climático del planeta por su capacidad termodinámica.

Como es fácil comprender, la migración de estos grandes espacios regionales se realiza dentro de un tiempo, consecuencia del principio geopolítico que los rige, es decir: el nacimiento, auge y desaparición o minimización de los mismos, congruente esto último, con el desarrollo de los espacios de poder que albergan dentro y, de la interacción de tales espacios de poder para lograr la ansiada hegemonía.

Hasta aquí el marco de referencia en función de estas seis constantes históricas las que están implícitas al establecerse un escenario que permita analizar la situación mundial desde la óptica de la geopolítica, la geoestratégica y la geoeconomía, los fundamentalismos e intereses, a fin de bosquejar un nuevo orden mundial totalmente dinámico, en donde podemos observar claramente que lo que está latente en todo momento, dentro de estas constantes históricas, no es otra cosa que el ansia de poder, el cual emana de cualquiera de las acciones tomadas y de los intereses de los actores.

En este punto creo conveniente y necesario echar un breve vistazo a épocas más recientes: la caída del muro de Berlín, el término de la guerra fría, la disolución del Imperio Soviético, así como la guerra de Chechenia, el asunto del Kosovo, los permanentes problemas de los Balcanes, que la hacen una región totalmente inestable; la primera y segunda guerra del golfo y otros conflictos menores pero no menos importantes, los cuales demandaban el establecimiento de un nuevo orden mundial, consecuencia entre otros, de la terminación de la bipolaridad y del interregno inmediato unipolaridad-multipolaridad, con un hegemón militar y la existencia de hasta seis grandes potencias: Estados Unidos, Rusia, China, Japón, la Unión Europea y la India, de las cuales las cuatro primeras están en el Hemisferio Pacífico. Además existen una serie de potencias intermedias, de segundo orden, también llamadas emergentes; de las cuales tenemos a Canadá, Corea del Norte, México y Australia en el Pacífico y Brasil en el Atlántico, algunos países tratando de lograrlo y, una serie de países cuyo objetivo primordial es el de lograr alcanzar la satisfacción de sus objetivos nacionales de supervivencia, es decir lograr la autosuficiencia en alimentación, energía y salubridad (agua y desagüe).

Dentro de este contexto, no podemos dejar de analizar el mapa de Saúl B. Cohen, en el cual se muestran los cambios geopolíticos en la era posterior a la guerra fría.

Esta es la concepción norteamericana en relación con la estructura geoestratégica y geopolítica del mundo, la concepción gira en torno a zonas de exclusión, donde en todas y cada una de ellas existe un hegemón con capacidad nuclear, con excepción de la zona sudamericana.

La China es una zona autónoma que incluso ha llegado a dominar de tal manera el mar de China que es imposible penetrar en él, debiendo el que desee utilizarlo, disputárselo, amén de ello ha logrado extender su influencia y poder sobre toda el Asia, a pesar de la potencia nuclear emergente en que se ha convertido Corea del Norte. Queda pendiente, en el mediano plazo, la integración de Taiwán a la China continental, lo que es más que otra cosa, un problema de integración de sistemas y cúpulas políticas, puesto que en la actualidad ya forma parte de la segunda China constituida por la China continental, Hong Kong, Macao, Taiwán y Singapur.

Estados Unidos se encuentra en una zona aislada, lo que le da ventajas estratégicas, sobre todo por el hecho de su bioceanidad y de tener acceso al océano Glacial Ártico a través del estrecho de Bering. Su brazo estratégico alcanzaría hasta Venezuela por el petróleo, sin embargo, creemos que dicho brazo se extendería hasta el río Amazonas, por la importancia de éste, como mayor reserva de agua dulce del planeta con exclusión de la Antártida.

La India se ha convertido en una zona independiente y aislada, gracias a haber alcanzado el status de potencia nuclear, independientemente de sus ancestrales rivalidades con Pakistán. En este punto es importante mencionar, para su análisis y estudio posterior, la formación del paralelepípedo anglosajón, constituido por Gran Bretaña, India, Australia y USA-Canadá, con lo que esta posibilidad latente per se involucra en todos los aspectos.

La Unión Europea, por su lado, gracias a la capacidad nuclear de Francia principalmente y secundariamente de Gran Bretaña, representa un elemento potencial digno de ser considerado dentro de los llamados Estados Continente.

Finalmente tenemos a Sudamérica, que se prolonga hasta el África, zona que es calificada como limbo estratégico, por la carencia de un hegemón con capacidad nuclear, es una zona neutra, que se convierte en una zona de reserva, que por el momento se encuentra fuera de las disputas por el control mundial.


EL MUNDO SEGÚN COHEN




Vemos, pues, que lo que caracteriza a estas zonas, es la existencia de un hegemón con capacidad nuclear, lo que les ha permitido desarrollar la posibilidad de exclusión; que es lo que Carl Schmitt llamaba “La prohibición de intervención para potencias extranjeras”.

Cuando se estaba consolidando un nuevo orden mundial suceden los acontecimientos del 11-S, los cuales producen un vuelco total en dicho ordenamiento, relacionándolo específicamente con los nuevos conceptos estratégicos vertidos por China y que supuestamente son una actualización a los tiempos de los emitidos en su momento por Sun Tzu.

Para efectos del presente escrito debemos considerar al hemisferio Pacífico como la continuación histórica de lo que representaron, en su momento para la humanidad, el Mediterráneo y luego el Atlántico. Además ya hemos mencionado que de las seis grandes potencias posibles del presente milenio, cuatro de ellas van a estar localizadas en el precitado hemisferio Pacífico, con el agravante, que las cuatro en la práctica se están convirtiendo en tres, por el pacto de alianza firmado entre Rusia y China, lo cual traerá consecuencias impredecibles a futuro, en las relaciones entre las potencias, puesto que, por primera vez en la historia, desde que emergiera como potencia los EEUU, pierde la capacidad de proyectar su poder hacia tierra. Específicamente nos estamos refiriendo al mar de la China, donde, de acuerdo con la última información disponible se ha desplegado por parte de China, un sistema de defensa de litoral, tan bien concebido y desarrollado, que será imposible para los EEUU, el poder llevar a cabo parte de su estrategia naval, la cual está sustentada en la proyección del poder hacia tierra, única forma de doblegar el poder combatiente del enemigo en términos reales.

Consecuencia de la estrategia China para contrarrestar el poderío naval norteamericano, es que los EEUU ha diseñado su nueva estrategia marítima, denominada: “en el mar y desde el mar”, la cual, al fin de cuentas, no es otra cosa que: “la batalla decisiva y la proyección del poder sobre tierra, con otro nombre”. Sin embargo, este “nuevo concepto”, obliga a los EEUU, a desarrollar nuevas teorías, basadas en la reconversión de su flota o adaptación de sobrevivencia, relacionada con los nuevos retos por asumir, en función al drástico cambio de los escenarios, donde lo que era convencional, no lo es más. Esta nueva filosofía demanda el contar con elementos sumamente versátiles, de alta maniobrabilidad, potencia de fuego y velocidad, capaces de operar en espacios reducidos, poco detectables y con ventajas relativas con relación a las defensas de litoral que se le pudieran oponer, a fin de tener posibilidad de éxito.

Este hemisferio Pacífico viene a constituir el primero de los dos grandes espacios regionales en los cuales le corresponderá desenvolverse al Perú en el presente siglo, siendo el otro, el correspondiente al continente sudamericano, con las consecuentes interrelaciones existentes entre ambos.

El hemisferio sudamericano a su vez está llamado a constituirse en factor importante dentro de su relación con el hemisferio Pacífico y con el mundo entero, entre otras cosas por encontrarse dentro de él, el más grande bosque húmedo del planeta, el cual a su vez contiene más de la quinta parte de los recursos explotables de agua dulce existentes sobre la tierra, sin considerar la gran reserva antártica. Asimismo, es poseedor de ingentes recursos naturales de todo tipo y por otro lado es la única zona del planeta exenta de un hegemón con capacidad nuclear, debiendo permanecer en tal situación a futuro, lo que le da una gran ventaja comparativa, como último rincón donde podría preservarse la vida del ser humano, en caso de producirse el holocausto nuclear.

Delimitados los dos grandes espacios regionales en los que le tocará desenvolverse al Perú en el presente milenio, analicemos su situación.

Geoestratégicamente el Perú se encuentra inmejorablemente situado dentro del continente sudamericano, con una natural vocación biocéanica, y siendo poseedor de las dos únicas grandes bahías naturales que podrían ser convertidas en megapuertos o puertos HUB para transformarse en las puertas de entrada-salida de y hacia el continente, lo que debe constituir la base sólida sobre la que se desarrollaría la integración de los dos grandes grupos económicos, es decir el CAN y el Mercosur, aprovechando a su vez para esta integración la vecindad entre el Perú y el Brasil, quienes vendrían a constituir el núcleo central de cohesión continental, al cual por fuerzas centrípetas se adherirían los estados periféricos continentales, configurándose en el mediano plazo la confederación de estados de Sudamérica.

Las ventajas de esta confederación están dadas en función de mercados internos, población, riquezas y proyección dentro del contexto internacional con un poder de negociación de bloque y no de países individuales, siendo en el último caso su poder de negociación mínimo frente a las otras potencias o confederaciones de países, más específicamente cuando se realice con los llamados países continente.

Indudablemente que visiones de este tipo no son del todo gratas a todos los posibles socios, puesto que cada uno de ellos buscará la mejor manera de participar en el proyecto de acuerdo con sus propios intereses y dentro de su propia concepción de seguridad nacional. La relación natural entre el Perú y Brasil se ha visto dificultada por las corrientes geopolíticas en boga en ambas naciones durante la época de los años 50 del siglo pasado que la frenaron; sin embargo, ella se va a dar de todas maneras por la necesidad de ambos de constituirla, a la cual inmediatamente se unirá Bolivia, pues históricamente conformó desde antaño un solo núcleo con el Perú en lo que se denominaba el Alto Perú.

Esta situación a su vez conlleva un liderazgo compartido hegemónico del Pacífico Sur por Chile y Perú a fin de contrarrestar la manifiesta marcha hacia esta zona de Australia y Nueva Zelanda como parte de sus intereses estratégicos de desarrollo. El compartir esta zona, de este gran océano, implica dejar de lado tanto las rivalidades nacidas durante el Virreinato y la República, así como la política talasocrática chilena con relación a su poder naval, recordando que en el siglo XVII, el territorio de ese país, no pasaba de ser lo que se denominaba el “Cajón de Maule”, el cual ha crecido territorialmente, hasta en tres veces a expensas de sus vecinos.

Lo importante ahora es establecer las políticas y diseñar las estrategias que nos permitan llevar a cabo este ambicioso pero necesario plan, a fin de constituir en el breve plazo la Unión de Estados Sud Americanos que nos permita participar en mejores condiciones dentro del contexto internacional.

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NOTA DEL EDITOR

* Contralmirante MGP. Presidente del Instituto de Estudios Histórico-Marítimos del Perú IEHMP.  Artículo publicado en la Revista del IEHMP N° 31, 2010-2011, pp. 117-129.