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lunes, 26 de noviembre de 2012

Límites marítimos: derechos e intereses nacionales


LA  DELIMITACIÓN MARÍTIMA
Hugo Ramírez Canaval*

El asunto de la Delimitación Marítima que los políticos y diplomáticos debieron resolver hace más de 50 años, ahora es conocido como el “diferendo de La Haya” el mismo que es motivo de comentarios en todo el mundo por el alboroto que han armado los vecinos del  sur.  

El diferendo es el resultado de insalvables diferencias entre dos naciones vecinas: unos,  ingenuos,  limpios de alma y muy confiados  así como también  muy descuidados con nuestros intereses; y los otros, ambiciosos y “muy prácticos”…  que además, tienen una fascinación por todo lo que tenemos los peruanos, razón por la que cada cierto tiempo anuncian que algo de nuestro ancestral patrimonio es de ellos.

Una vez ubicados los actores, quiero recordarle, estimado lector, el origen y  el posterior desarrollo “arreglado”  de los hechos.  Así, tenemos:

Una frase innecesaria incluida en el DS Nro. 781 del 01 de Agosto de 1947 del  Presidente Bustamante y Rivero al declarar la soberanía y jurisdicción sobre  las 200 millas en el mar adyacente, señala que “se ejercerá dicho control  y  protección… en una zona comprendida entre las costas y una  línea  imaginaria  paralela a ellas,  a una distancia de doscientas millas marinas…(y  en  afán  de  ser específicos, agrega) medida siguiendo la línea de los paralelos  geográficos.”

Esa frase inspiró en los chilenos la posibilidad de “jugar” dándole  -con increíble  audacia-  la forzada interpretación de “declaración de  límites”, que luego  -con la ayuda de algunos peruanos- han utilizado por tantos años para negarse a llevar a cabo la demarcación marítima.  

El plan se fue armando lentamente pero con pasos seguros, cada vez con mayor participación de nuestros confiados representantes. Así  por  ejemplo,  el 18 de Agosto de 1952 los representantes peruanos firmaron con los ecuatorianos y chilenos la Declaración de Santiago anunciando  al  mundo  la soberanía y jurisdicción en las 200 millas del mar contiguo.  Esta ocasión  la  aprovecharon para señalar que cuando hay  islas cercanas a la frontera, la  delimitación se hará con el paralelo del punto en que la frontera común llega al  mar… (caso  Ecuador).
  
Luego, en 1954 durante el acuerdo convocado para regular la pesca de la ballena en el Pacífico Sur,  propusieron que también se discuta unas reglas  que permitan regular las actividades de pesca artesanal.
En efecto, el 4 de Diciembre de 1954, en la ciudad de Lima, durante una “Conferencia sobre explotación y conservación de especies marinas” -que nada tenía que ver con asuntos de tratados de límites-  y debido a que  “se producen con frecuencia, de modo inocente y accidental, violaciones de la frontera marítima entre los Estados vecinos”, se crea una “zona especial” de “10 millas de ancho a cada lado del paralelo…(Ahí  debió terminar pero le agregaron)  que constituye el  límite marítimo entre los dos países.”

Esa frase final,  nada  tenía  que  hacer  ni  servía  para  nada  relacionado con el problema de la seguridad de los pescadores, pero la Cancillería del Perú no dijo nada para corregir. ¡Pudieron sancionar  y  denunciar a los firmantes y  exigir un Tratado de Delimitación Marítima!

Es forzoso, estimado lector, que cite otro caso grave: “olvidando”  el Tratado de 1929, unos delgados peruanos aceptaron el traslado del paralelo del Punto  Concordia en la orilla del mar hasta el Hito N°1, ubicado 260 metros tierra  adentro, acta que fue aprobada “en todos  sus  términos” y aceptada a nombre  del Perú por el embajador Pérez de Cuellar,  quien era  el  Secretario General de Relaciones Exteriores en 1968. No informó al país y archivó los documentos.  Este  ciudadano está  ahora en el equipo peruano en La Haya y escribe artículos en Lima, presionando que el Perú firme la Convención.  

Más tarde, cuando sucedía que se producían continuas capturas de  pescadores artesanales peruanos, en las inmediaciones de la creada línea de separación de zonas de pesca,  el gobierno peruano invitó a resolver ese problema construyendo cada país un faro visible a gran distancia, para formar una enfilación de  orientación “en el punto en que la frontera común llega al mar, cerca del Hito N°1”.

Chile respondió el 8 de Marzo de 1968 –después de 3 años de insistencia-  aceptando la propuesta de construir tales señales “en el punto en que la frontera común llega al mar, cerca del Hito Nº 1,” lo que se conoce como “la enfilación” de luces en torres visibles a gran  distancia. 
En el mes de Marzo,  los negociadores de ambos gobiernos hablaban de “señales en el  Punto Concordia en la orilla del mar, cerca del Hito Nº 1”,  pero  el  26 de Abril de 1968,  ambas  delegaciones –después de varias reuniones- firmaron  un documento  sobre “la misión que les ha sido encomendada por sus respectivos gobiernos” para la instalación de marcas de enfilación visibles  desde el mar, que materialicen el paralelo de la frontera marítima que se inicia  en el Hito Nº 1 .”  ¡Traición…!
Los peruanos “olvidaron” el Tratado de 1929 y aceptaron (¿?)  el traslado del  inicio de  la  frontera desde la orilla del mar  hasta  el Hito N° 1,  tierra adentro.  Esa “gracia” está firmada por un embajador peruano y aceptada “en todos  sus términos” a nombre del Perú  -el  07 de Agosto de 1968-  por el embajador Pérez de Cuellar, cuando era Secretario General de Relaciones Exteriores.
  
Ese hecho constituye el mejor argumento de los chilenos en La Haya, y el  embajador que lo proporcionó está en el equipo peruano  allá…

Sucede que nuestros vecinos sabían de siempre que no tenían ni un solo argumento y construyeron la farsa de “los tratados de límites”, sabiendo  que  por la negligencia tradicional de nuestras autoridades, tendrían –como  realmente  sucedió- muchos años para explotar y sacar provecho de nuestro rico mar. ¡Ahora alegan “ocupación histórica”!

Tan cierto es que sabían que no tienen argumentos válidos ante ningún tribunal  internacional, que cuando en 1985 el Canciller Allan Wagner abordó al  entonces Canciller chileno Jaime del Valle, dijo que estudiarían el caso;  y cuando el embajador en Santiago conversó oficialmente con el mismo Canciller del Valle, sobre la conveniencia de suscribir un Tratado de Límites Marítimo,  vieron que  la  cosa iba en serio, callaron  y  comenzaron  a  maquinar…  Entraron en trance cuando   el 23 de Mayo de 1986   recibieron  la Nota 50-4-M/17,  con  la  postura  oficial  del  Perú.

Los chilenos entraron en un “muy poco diplomático sueño” sin que nuestra  cancillería intentase despertarlos, y 11 años después, luego de serios y  detenidos estudios decidieron adherir… y el 23 de Junio de 1997, se  presentaron en la ONU,  por supuesto que sin ninguna  nota de cortesía  para  informar a los otros dos firmantes de los acuerdos de 1952 y 1954,  y  procedieron a  oficializar su adhesión a  la  Convención del  Mar, y  registrar  su reserva en la que manifiestan que nunca aceptarán tratar problemas de delimitación marítima,  bajo los términos de la Convención  del  Mar.

Es indudable que ellos ratificaron la Convención como la única manera de  asegurarse la “no delimitación” jurídica con el Perú. Pero para que sus conclusiones funcionen,  el Perú también debería adherir,  momento en  el  que  ellos pedirían que se nos aplique los artículos 15,  74.4  y  83.4.

Sin embargo, ante la fuerte posibilidad de que el Perú no adhiera, también  decidieron armarse para imponer su capricho. Esa es la explicación del porqué  su carrera armamentista comenzó en1986.

Para asegurarse que el Perú adhiera, en el año 2001 deciden “despertar”  a  sus amigos de la Comisión Consultiva de RR.EE., quienes sin empacho trabajan abiertamente hasta estos días a favor de Chile impulsando la adhesión  con empeño digno de mejor causa… Verdad que en  lo  personal  les  conviene   también, porque trabajan por uno de esos bien rentados puestos  internacionales para  “técnicos en Convemar”.

Los chilenos decidieron mover a sus amigos peruanos cuando son informados  de que el 9 de Enero de 2001  la cancillería  peruana había comunicado  a  las NN.UU.  que no existía un Tratado de Límites Marítimo entre el Perú  y  Chile,  razón por la que el Perú no reconocía el paralelo como  línea  de  frontera…

Siguiendo con el sano empeño de arreglar la delimitación, el Canciller del Perú Manuel Rodríguez Cuadros, inició el actual proceso, el 19 de Julio de 2004, con una nota diplomática a la Canciller chilena Soledad Alvear, dándole un plazo de 60 días para iniciar las conversaciones. 

Ante las continuas negativas de Chile para tratar el tema en forma seria y definitiva, alegando que los acuerdos de 1952 y 1954 son tratados de límites, el 16 de Enero de 2008 el gobierno del Perú presentó ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el   “Caso  concerniente a la delimitación marítima entre la República del Perú y la República de Chile”, y el 19 de Marzo de 2009, se  presentó la Memoria con 3 notas:

1. La frontera terrestre se inicia en el punto Concordia y no en el Hito Nº 1.
2. La frontera marítima es una bisectriz, y no un paralelo geográfico.
3. El triángulo exterior es parte del mar peruano y no alta mar.

El argumento de la línea bisectriz, es no solamente equitativo, sino que así está considerado en el Derecho Internacional y así lo está aplicando el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.

Sin embargo, en estos días somos testigos de la forma  poco patriótica en que los “amigos de Chile”  -incluidos el agente y los abogados del Perú en La Haya-  están trabajando en Lima para que el Perú adhiera antes de la fase oral, sabiendo que esa es la solución para Chile.


*    Contralmirante MGP. Colaborador de «Foro Geomarítimo»